En estos primeros días de septiembre los medios de comunicación nos bombardean con noticias sobre “el síndrome postvacacional, depresión post vacaciones, síndrome de la vuelta al trabajo, estrés post vacaciones, etc.” Cualquiera de estos conceptos describe una incapacidad de adaptación al trabajo tras la finalización de las vacaciones. Esta inadaptación provoca una serie de reacciones tanto físicas como psicológicas, que suelen remitir en máximo quince días.
Estamos ante un conjunto de síntomas que reflejan un estado de ánimo que se produce como consecuencia de nuestro rechazo al trabajo tras un período más o menos prolongado de vacaciones. Estos síntomas pueden situarse próximos a la depresión, irritabilidad, astenia, tristeza, apatía, ansiedad, insomnio, dolores musculares, tensión, nauseas, palpitaciones, taquicardias, sensación de ahogo y problemas de estómago, entre otros.
¿Por qué nos ocurre? El desajuste horario es la principal causa, seguida del cambio en el ritmo diario y en los ciclos, cambio en las comidas y sobre todo, en nuestra actividad social. Si a esto le añadimos el regreso a un entorno de demandas y exigencias y a un ritmo que nos hace cambiar bruscamente nuestros hábitos de las últimas semanas, tenemos muchas posibilidades de ser víctimas del síndrome postvacacional. No nos afecta de igual manera a todas las personas, porque debemos tener en cuenta que además de la variable de entorno, existe otra variable más importante aún: la percepción subjetiva, la vivencia de nuestra vuelta al trabajo, y dicha vivencia puede ser positiva o negativa. Nosotros somos quienes debemos hacerla positiva.
¿Qué podemos hacer para evitarlo?- Es aconsejable repartir o dividir el periodo de vacaciones de modo que podamos disfrutarlas en dos periodos siempre que sea posible. -Ya en nuestro puesto de trabajo, comenzar de manera gradual y con una actitud positiva. Intenta además tener una comunicación fluida con tus compañeros. -La coincidencia de que el primer día sea lunes puede agravar esta situación. Es aconsejable hacer la vuelta en un día diferente de la semana, así reduciremos el impacto psicológico de la vuelta al trabajo.
Recuerda que el síndrome postvacacional, caracterizado por la falta de adaptación a la actividad laboral tras finalizar las vacaciones, afecta más a las personas que presentan de forma habitual malestar con su trabajo y en su vida diaria. Así pues, no te plantees la vuelta al trabajo como una cuenta atrás hasta el año siguiente, ni como la vuelta a la rutina familiar que tanto te agobia. Planificar actividades y disponer de tiempos de ocio a lo largo de todo el año te ayudará a hacer más llevadero tu día a día. Y sobre todo dedícate tiempo a ti, a tu cuidado personal. Tu debes estar bien para que las cosas que ocurren a tu alrededor fluyan con normalidad. Cuanto más te agobies más te agobiará todo.
Verónica Monsonís Far
Psicóloga
Master en Psicología Clínica Nº col. CV08093
Tel.: 639.647.656 veroemotica@hotmail.com
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