Compartir el juego del niño es una manera de intercambiar con él y volver a conectarse con una parte de niños que conservamos los adultos a través del tiempo. Sin embargo, debido al ritmo de vida que seguimos los padres de hoy en día, es cada vez más difícil encontrar tiempo para jugar con nuestros hijos. Aunque los niños necesitan jugar solos, también necesitan un momento de juego diario compartido con los padres. Así, es imprescindible dedicar un rato al día a actividades de ocio con él. Alguna vez te has preguntado: “¿Qué le gustaría hoy a mi hijo hacer con nosotros?...”; A veces sirve de ayuda pensar en cosas como: “¿Qué te gustaba hacer a ti con tus padres cuando eras pequeño?; ¿Qué te gustaba compartir con ellos?; ¿Te gustaba que te abrazaran, te besaran, te achucharan?; ¿Buscabas hablar con ellos y contarles emocionado lo que te había pasado en el colegio?...” Párate un instante y responde: “¿Cuánto tiempo dedico realmente a mi hijo?...” En este mundo de prisas y del “no parar”, los padres se olvidan de algo realmente valioso como es “dedicar tiempo a sus hijos”. No olvidemos que, jugando también estamos educando, trasmitiendo valores, entrenando su afectividad y emociones, y, como no, dedicando el momento que los niños necesitan para compartir con sus padres.
Cuando el niño es pequeño necesita sentirse querido y cerca de las personas que le rodean habitualmente. Que no solo lo quieran por aquello que logra, porque se porte bien o porque saque buenas notas, sino tan solo porque es parte imprescindible de la familia. No es extraño pensar que para ser un adulto sano y feliz, se debe haber sido un niño sano y feliz; que para poder amar y respetar a los demás, es importante haber sido amado y respetado; y que para compartir tiempo con otras personas es necesario que los niños hayan compartido tiempo con sus padres y amigos… Para cada niño es importante que sus padres estén con él cuando juega con la muñeca, hace recortables o mira sus dibujos preferidos; no importa la actividad en sí, pues los niños buscan simplemente estar cerca de sus progenitores.
Muchos de nosotros, seguro, nos hemos planteado alguna vez si es mejor “la cantidad o la calidad” que dediquemos a nuestros hijos… Si partimos de la premisa de que “no tenemos tiempo a nada y de que nuestro día no da para más”, podemos llegar a la conclusión de que aunque no deja de ser importante pasar largo tiempo con ellos, es si cabe más importante, la calidad que la cantidad. Además, es recomendable proporcionarles los medios necesarios para que el juego sea un tiempo para disfrutar, permitiéndoles explorar, inventar, investigar, tocar, descubrir… lo que les rodea, participando de forma activa en su juego. Podemos animarles a que tomen sus propias decisiones y a buscar nuevas formas de juego, que fomenten su creatividad. Recuerda que hay que entregarse al máximo; aparcar el móvil, el trabajo o los quehaceres habituales por tal de estar simplemente con tu hijo: ese es su momento.
Verónica Monsonís Far
Psicóloga CV08093
Master en Psicología Clínica
veroemotica@hotmail.com
Tel.: 639.647.656
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