"Suena el despertador, te levantas, aseo diario, desayunas, vas en coche al trabajo, pillas un atasco, comienzas a trabajar, tienes mil reuniones, trabajo, reuniones, teléfono, más reuniones, más trabajo, más teléfono, otro atasco a la vuelta, llegas a casa crispado, cenas y a dormir. Mañana más de lo mismo". Si este breve resumen de un día cualquiera refleja tu vida, no hay duda de que padeces estrés. La vida diaria se ha convertido en una sucesión de compromisos inevitables que hacen que nuestra rutina sea aburrida y monótona. Ir a dormir a la noche con la sensación de no haber tenido tiempo para uno mismo y pensar que al día siguiente será igual, puede producirnos problemas físicos y mentales importantes; y el sentimiento permanente de no poder salir de ese círculo vicioso puede ocasionarnos fobias y ataques de pánico.
Con la llegada del verano, muchos se plantean la posibilidad de cambiar el ritmo frenético que tiene lugar durante la época invernal. Esperan las anheladas vacaciones por tal de desconectar, irse de viaje o simplemente romper con la rutina diaria que tanto estrés llega a producirnos. Pero, ¿Qué pasa con los que no tienen la posibilidad de tener unos días de relax o no pueden irse fuera de la ciudad? Ten en cuenta que lo más importante es disminuir el ritmo desde que te despiertas, caminar más despacio, prepararse para las actividades diarias con tiempo, saborear el desayuno sentado y programar el día haciendo un pequeño hueco para uno mismo.
La relajación es un método que nos ayuda a liberarnos del estrés diario; modifica el patrón de comportamiento habitual, que pasa a ser de acelerado y atropellado a más lento, atento y concentrado. Estando más relajados podemos ser mucho más productivos y estar más receptivos; aparcaremos la irritabilidad y agresividad que experimentamos debido al estrés. En muchas ocasiones, nos mostramos violentos ante los errores de otros o cuando la realidad no se ajusta a lo que pensamos. Nadie es perfecto, ni siquiera uno mismo, de manera que si somos conscientes nos daremos cuenta que lo que le recriminamos a los otros, lo hemos hecho anteriormente muchas veces nosotros.
Ten en cuenta que todos los días no son iguales y que solo tú puedes hacerlo diferente. Presta atención a todas aquellas cosas que ocurren a tu alrededor y disfruta de ellas por pequeñas que sean... esa es la clave para ser feliz... Y recuerda, “es más fácil evitar el estrés que curar las consecuencias después”.
Verónica Monsonís Far
Psicóloga CV08093
Master en Psicología Clínica
veroemotica@hotmail.com
Tel.: 639.647.656
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