2 de junio de 2011

MEMORIA Y ENVEJECIMIENTO

En la actualidad se afirma que con la edad hay una disminución de la habilidad para realizar tareas que dependen del aprendizaje y la memoria. Concretamente, es a los 50 años, cuando se observa en la mayoría de la población un declinar de las funciones intelectuales, aunque no en todas las áreas como veremos a continuación. Hay un deterioro en la búsqueda de soluciones nuevas y complejas (inteligencia fluida), mientras se mantienen los elementos que provienen del aprendizaje y la cultura (inteligencia cristalizada). Existen otros factores como el nivel de educación recibido, la actividad laboral desarrollada a lo largo de la vida, etc., los cuales pueden tener mayor importancia incluso, que el propio acontecer biológico.
Siguiendo el modelo de Atkinson y Shiffrin, que proponíamos en el artículo anterior, podemos señalar los diferentes cambios producidos en los distintos almacenes de memoria, como consecuencia de la edad.
Memoria sensorial. Si bien, con la edad comienzan a manifestarse déficits en los órganos sensoriales, especialmente en la vista y oído, y por lo tanto también en la percepción, no se han observado tales pérdidas en la memoria sensorial.
Memoria a Corto Plazo. Las personas de mayor edad presentan problemas en esta fase cuando se trata de atender a varios estímulos que se producen de forma simultánea. Igualmente presentan peores resultados cuando se necesita rapidez en tareas de recuerdo y cuando se les proporciona la información de manera rápida para que traten de retenerla.
Memoria a Largo plazo. No existen diferencias entre personas mayores con grupos de edad más jóvenes, cuando se trata de recordar información de hechos que sucedieron hace mucho tiempo. Sin embargo, las personas de más edad presentan mayores problemas en el recuerdo de la información reciente, en el reconocimiento de caras, citas, nombres, etc.
Algunos factores que pueden tener repercusión en el funcionamiento de la memoria de las personas mayores son: depresión, ansiedad, estrés, aislamiento, falta de confianza en sí mismo, uso de psicofármacos, alcohol, tabaquismo o drogas. Así, a través de los programas de entrenamiento cognitivo se pretende reactivar y mantener la memoria. Hay que destacar que las funciones cognitivas que llegada cierta edad han desaparecido, no pueden volverse a recuperar, pero si se pueden preservar las que todavía existen.





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